¿Es estrés? ¿Es burnout?

¿Son sinónimos? ¿O estamos hablando de cosas diferentes? Veamos un poco de qué se tratan, sin intenciones de meternos en territorio médico.

Estrés
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define al estrés como “el conjunto de reacciones fisiológicas que prepara el organismo para la acción”. Dios, nuestro Hacedor, nos creó con este mecanismo de estímulo o alerta para servirnos en situaciones inesperadas de peligro. Cuando el cuerpo y la mente perciben una amenaza, segregan determinadas hormonas y se producen ciertos cambios que tienden a salvarnos del peligro. Pero luego de que la amenaza pasa, el cuerpo regresa a su normal funcionamiento. El problema se da cuando el estado de alerta, o lo que la mente percibe como peligro, se sostiene por demasiado tiempo (por ejemplo, en condiciones laborales bajo mucha presión, en situaciones económicas graves, en medio de un ambiente hostil, lleno de discusiones, etcétera).



Burnout
Hace veinte o treinta años atrás, se lo conocía como surmenage. Hoy en día se lo conoce también como “Síndrome del quemado”. Es un caso que se da mucho entre personas que ayudan a otras personas. Expresado en términos sencillos, el burnout es “el estado de agotamiento mental, físico y emocional, producido por el involucramiento crónico en el trabajo en situaciones emocionalmente demandantes”.

Algunos investigadores conectan el estrés con el burnout, como si lo segundo fuera una progresión de lo primero, y sobre todo situado en el ámbito laboral. Otros profesionales, sin embargo, los delimitan y distinguen. Algunas de las diferencias son que el primero parece ser más fácil de superar, mientras que el segundo puede llevar meses. Así como el estrés es asociado con numerosas razones o causas, muchas de las cuales pueden pertenecer al ámbito de la vida cotidiana, las definiciones de burnout están más vinculadas al mundo laboral.



Respecto de las condiciones personales, los expertos afirman que el perfil de la persona más propensa al burnout se caracteriza por una elevada autoexigencia, baja tolerancia al fracaso, necesidad de excelencia y perfección, necesidad de control, y un sentimiento de omnipotencia frente a la tarea, entre otros elementos.

Dice el Dr. Archibald Hart, psiquiatra especializado en depresión: “El estrés y el burnout llevan al mismo lugar: la depresión, solo que por diferentes caminos”, concluye. Y aconseja que cuando un líder está bajo esta condición, debe resistir la tentación de sobrecargar a su familia y, en cambio, buscar un sistema de apoyo compuesto por pares y ayuda profesional, en caso de ser necesario.


- Marijo Hooft, En el Ojo de la Tormenta

Comentarios

  1. Excelente aporte! Y nos recuerda que importante es el cuidado de los cuidadores

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