Cada gramo de energía cuenta

No nos damos cuenta hasta qué punto cada paso que damos implica un flujo de energía física y emocional, hasta el punto de quedar agotados. Agotamiento quiere decir que nuestras reservas se acabaron. Y es ahí cuando cada pequeña gota de energía cuenta. Cada día hacemos miles de actos que se van cobrando de la cuenta de la fuerza interior que poseemos. Aun pequeños actos, rutinarios, que llevamos a cabo cotidianamente:


  • Escuchar responsablemente a un buen amigo que está en problemas.
  • Una situación incómoda en público que no podemos evitar, pero para la que precisamos “estar enteros”.
  • Una tarea que no nos gusta hacer pero no podemos eludirla, es nuestra responsabilidad, o no hay nadie más que la haga.
  • Un compromiso al que no podemos faltar si queremos conservar esa relación.
  • Un consejo que nos piden, para el cual tenemos que hacer el ejercicio de “ponernos en los zapatos de”, cuando nuestros propios zapatos nos están apretando hace rato.
  • La enfermedad o el acompañamiento a un ser querido en una situación angustiante.
  • Una confrontación por algo que anda mal o por una mala actitud de alguien que no puede quedarse así.
  • Una batalla que no queremos pelear (la económica, por ejemplo) pero tenemos que hacerlo si queremos seguir con vida.
  • Un reclamo por una boleta mal cobrada, una queja por un servicio mal prestado; una llamada telefónica que quisiéramos evitar hacer pero no es posible esquivar por más tiempo porque nuestro sentido del deber nos lo impide.




Una interminable, y siempre renovable, lista de cosas para hacer, y que nos proporciona un mínimo y secreto placer ir tachando los ítems realizados, solo para darnos cuenta de que las obligaciones diarias son como las canas: sacás una y crecen tres.

Con el continuo desgaste de nuestro tanque emocional en que los pequeños actos diarios van minando nuestra cuenta a favor, necesitamos estar atentos a los ingresos, para que no se produzcan desequilibrios. ¿Cómo ingresa la energía, la alegría, las fuerzas a mi vida? ¿Cuándo fue el último depósito de placer que sumé a mi haber? ¿Cuándo tengo programada una nueva ingesta de ricas energías?

- Marijo Hooft, El Ojo de la Tormenta

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